Los vampiros demostraron una vez más estar plenamente vigentes

No cualquiera logra mantener contento al público por casi una hora y media y en horario nocturno. Luis y Javier lo consiguieron, y con creces, la saga de los Vampiros montada por la Casa de Perro, no solamente volteó la taquilla del Búnker las dos noches que se presentaron en el marco del FITAZ, sino que nos mantuvieron cautivados durante toda la noche, valió la pena pagar por ver a los vampiros una vez más.

Y en el foro se llevaron la flor, la crítica muy buena, casi todos coincidieron en que tal vez podría recortarse un poco, que existen algunas cosas que no están justificadas en el contexto de la obra y probablemente la alargan innecesariamente, pero también fue unánime la posición al referirse al texto como muy bueno, a la puesta en escena como cuidadosamente diseñada y ensayada, al manejo de objetos, de luces y sonido como apropiado e inteligente y es destacable que críticos extranjeros hayan reconocido la validez universal de la pieza, siendo que toda la segunda parte se basa en aspectos locales y hasta personales, que no tienen porque ser reconocidos ni mucho menos disfrutados por personas foráneas, y sin embargo todos disfrutaron de la obra, de principio a fin y sin importar países de procedencia.

El público la pasó muy bien con el sarcasmo y el humor negro de Efestos, (el vampiro daltónico) y con la inocencia y problemática existencial de Ciro (el vampiro calvo), y sin duda será difícil olvidar escenas como la caravela en busca del nuevo mundo, la escena del automóvil al ritmo de "Ahora ya lo sabes que soy Drácula...", o la llegada de Ciro al pueblito de San José Farfán, el brillo de sus ojos y los mosquitos chupándole la sangre a Efestos.

Como siempre un placer asistir a una función de La Casa del Perro que han demostrado estar muchísimo más vigentes de lo que algunos esperaban y que todo lo que tienen es producto de su trabajo permanente.

Marco